Algunos herbicidas, como glifosato (un compuesto sistémico con movilidad a través del floema) y Paraquat (un herbicida de contacto), entran en la planta exclusivamente a través de las partes aéreas. Sin embargo, muchos herbicidas que se aplican después de la emergencia de las malezas tienen, tanto actividad foliar como a través del suelo. Chlorsulfuron entra a la planta principalmente a través de la parte aérea, pero también a través de las raíces y su actividad en el suelo controla a las malezas que germinan después de la aplicación. El éxito de estos tratamientos foliares post-emergentes está en dependencia que suficientes gotas del asperjado sean interceptadas y retenidas sobre el follaje. El hábito de crecimiento plano de muchas plantas de hoja ancha ofrece una buena proyección para las gotas de la aspersión, mientras que el de las hojas erectas y estrechas de las gramíneas suele ser peor. El ángulo de las hojas también afecta la retención del asperjado. Por lo general hay mayores pérdidas en un follaje más erecto, especialmente cuando se asperjan gotas grandes.
Figura  1. Factores que afectan las etapas de la actividad de los  herbicidas 
En la medida en que las plantas crecen, su área foliar aumenta. Las  gramíneas, en especial, se convierten en mejores objetos para las gotas de  aspersión en la medida que la orientación de sus hojas se aplana y se  desarrollen tallos adventicios. Por esta razón muchos graminicidas  post-emergentes se aplican a partir del estadio de desarrollo de dos hojas en lo  sucesivo. Sin embargo, la demora de la aspersión con el objeto de optimizar la  retención no debe ser la única consideración, ya que las plantas más adultas  pueden necesitar una dosis mayor de herbicida para un control efectivo y la  eliminación tardía de la maleza puede traer como consecuencia una competencia  severa con el cultivo. 
La naturaleza de la superficie foliar es otro factor importante que  determina la retención del herbicida. La forma y disposición de las partículas  de cera sobre las hojas de muchas gramíneas (p.ej. Avena spp.) produce una superficie  áspera que repele el agua, por lo que las gotas grandes del asperjado tienden a  rebotar o escurrir fuera de las hojas. 
Las condiciones climáticas, bajo las que ha crecido la planta antes  de la aspersión, afectan la intercepción y retención del asperjado. Las plantas  que han estado sometidas a condiciones adversas de sequía o a condiciones frías,  tienen hojas más pequeñas, usualmente cubiertas con cantidades considerables de  cera epicuticular, que interceptan y retienen menos herbicida que las plantas  que crecen bajo condiciones cálidas y húmedas. El efecto de la precipitación  depende de su momento e intensidad. Una cubierta de rocío al momento de la  aspersión puede aumentar la intercepción foliar mediante la alteración del  ángulo de la hoja. Lluvias intensas poco tiempo después de la aplicación pueden  lavar el herbicida de la hoja. Los compuestos solubles en agua, como glifosato,  son menos "resistentes al lavado por lluvias inmediatamente después de la  aplicación" que los herbicidas lipofílicos, como diclofop-metil, que se formulan  como emulsiones.
La principal barrera para la absorción de los herbicidas es la  cutícula, que cubre todas las superficies aéreas y minimiza las pérdidas de agua  de la planta. La capa externa consiste en cera cuticular con extrusiones de cera  epicuticular, que varía en forma con la edad de la hoja y con la especie. Las  ceras son no-polares, afines al aceite en su naturaleza y repelen al agua.  Debajo de la cera cuticular está la capa de cutina, que es más hidrofílica que  las ceras. Los agentes tensoactivos y otros aditivos de las formulaciones de  herbicidas juegan un papel importante en la retención y penetración del  herbicida a través de las cutículas cerosas. Los lugares preferenciales de  entrada de los herbicidas son las células de protección de las estomas, los  pelos y los nervios foliares en las especies de hoja ancha. Los estomas penetran  la superficie foliar, pero la mayoría de los agentes tensoactivos no son capaces  de reducir la tensión superficial de las soluciones acuosas lo suficientemente  como para permitir la entrada de los herbicidas a través de los estomas. Se  exceptúan los tensoactivos a base de órgano-silicona. 
La velocidad de penetración es directamente proporcional a la  concentración externa del herbicida y a la velocidad de su movimiento desde la  superficie interna de la cutícula hacia el apoplasto. 
Los herbicidas solubles en aceite penetran fácilmente la cutícula a  través de sus componentes lipofílicos bajo un amplio rango de condiciones  climáticas y vegetales, mientras que los compuestos solubles en agua tienden a  penetrar más lentamente, por lo que requieren de tensoactivos y de una cutícula  hidratada para su penetración. Así, la absorción de herbicidas hidrosolubles  aumenta por la alta humedad relativa, adecuada humedad del suelo y temperaturas  cálidas (Devine 1988). El rocío o lluvias ligeras (< style="mso-bidi-font-style: italic">et al 1978).
DISPONIBILIDAD Y DESTINO DE LOS HERBICIDAS EN EL  SUELO
El éxito de un tratamiento de herbicida aplicado al suelo depende de  la entrada de concentraciones tóxicas del producto en las raíces o la parte  aérea de las malezas. Esto está determinado por la duración de la exposición al  herbicida y su concentración en las fases líquida o gaseosa. Los factores que  influyen sobre la efectividad de los herbicidas de activos en el suelo son la  adsorción, el movimiento y la degradación, pero se debe enfatizar que estos son  factores interactuantes. Además, las propiedades químicas y físicas del  herbicida también son aquí de importancia clave. 
Adsorción
El herbicida al entrar en contacto con el suelo se fracciona y pasa a  las fases sólida, líquida y gaseosa. Solo el que llega a las últimas dos fases  estará disponible para su absorción por la planta. El grado de adsorción sobre  las partículas de suelo depende de su textura, el tipo de arcilla, el contenido  de materia orgánica y la humedad del suelo. Los suelos arenosos tienen  partículas relativamente grandes con un área superficial pequeña para la  adsorción. Las arcillas tienen grandes áreas de superficie y alta capacidad para  adsorber los herbicidas, siendo la montmorilonita más adsortiva que la ilita o  la caolinita. La materia orgánica es regularmente el factor más importante que  determina la adsorción. De esta forma, algunos tipos de herbicidas, como las  triazinas, no están disponibles a las plantas en suelos con un alto contenido de  materia orgánica. Las dosis de los herbicidas activos en el suelo comúnmente se  ajustan de acuerdo al contenido de materia orgánica del suelo. 
El agua compite con los herbicidas por los sitios de adsorción, por  lo que en suelos húmedos queda una mayor proporción del herbicida en las fases  acuosas o gaseosas que en suelos secos. En el caso de herbicidas volátiles, con  baja solubilidad en agua, como EPTC, la adsorción sobre los coloides es  importante para su retención en el suelo, por lo que la aplicación sobre suelo  húmedo conduce a mayores pérdidas hacia la atmósfera. Los herbicidas con  presiones de vapor mayores a 15 m Pa, incluyendo triallate, trifluralin,  vernolate, butylate y EPTC son comúnmente incorporados mecánicamente al suelo  inmediatamente después de la aplicación para reducir las pérdidas de vapor. CDAA  y Propachlor también tiene altas presiones de vapor, pero no requieren  incorporación mecánica, ya que son relativamente solubles en agua y penetran en  el suelo con la lluvia o la irrigación. En el caso de herbicidas, como Simazina,  que se une fuertemente a los coloides del suelo, su aplicación sobre suelos  húmedos resulta en una menor adsorción y mayor disponibilidad para su absorción  por las plantas que su aplicación sobre suelo seco. 
Los herbicidas cargados positivamente, como Paraquat, no tienen  actividad en el suelo, ya que quedan fijados fuertemente por los coloides de  suelo cargados negativamente. 
Los herbicidas que son ácidos o bases débiles se ionizan sólo parcialmente. A valores de pH bajos (<>
Los herbicidas de un grupo químico dado tienden a adsorberse al suelo  en relación inversa a su solubilidad en el agua. La distribución de los  herbicidas entre los coloides del suelo y el agua regularmente se describe  mediante el coeficiente de adsorción Kd, el cual se define como:  
Los valores Kd  son mayores para los herbicidas fuertemente adsorbidos.  
Movimiento
Independientemente de la incorporación mecánica de los herbicidas, el  contacto con las raíces y partes subterráneas de las plantas depende del  movimiento vertical en profundidad del herbicida en el perfil del suelo después  de lluvias o irrigación. La cantidad de herbicida que se lixivia a través del  suelo depende de su solubilidad y persistencia, del volumen de agua que esté  pasando a través del suelo y de la relación de adsorción entre el herbicida y el  suelo (Kd). A través de los macrosporos, tales como las quebraduras y las  galerías hechas por lombrices de tierra, se produce un movimiento más rápido en  profundidad del perfil de suelo, donde el herbicida se transporta tanto en  solución como unido a partículas finas de suelo. 
Cuando la evapotranspiración sobrepasa al movimiento del agua hacía  abajo en el perfil del suelo, el herbicida en solución se mueve por capilaridad  hacia la superficie del suelo. Este proceso ha conducido a daños por residuos de  herbicidas en los cultivos subsiguientes en rotación, sobre todo con compuestos  solubles en agua, relativamente móviles, tales como chlorsulfuron.  
Durante lluvias intensas se produce el movimiento lateral del  herbicida en solución y del que se encuentra unido a las partículas de suelo.  Este se puede lavar mediante arrastre en la superficie del suelo, cuya cantidad  dependerá de varios factores, como: la pendiente del lugar, el tipo de suelo, la  cobertura del suelo, la intensidad y duración de la lluvia, las 
Degradación
La degradación de los herbicidas puede ser física, química y  biológica. Compuestos como trifluralin son susceptibles a la degradación  mediante la radiación UV y por esta razón requieren de incorporación mecánica.  Algunos herbicidas, como metsulfuron, sufren fácilmente hidrólisis,  especialmente a pH bajo. 
Las enzimas microbianas (intra y extra-celulares) son responsables de  la degradación de muchos compuestos y el uso continuado de algunas clases de  plaguicidas, tales como los tiolcarbamatos, conduce a un incremento de la  población de organismos degradantes de los herbicidas y a aumentar el nivel de  pérdidas de éstos. Tanto los cultivos como las malezas absorben los herbicidas y  comúnmente aquellos tolerantes los metabolizan (vea Metabolismo).  
Para una información más completa sobre los tópicos abordados en esta  sección vea a Hance (1980), Moyer (1987) y Walker (1987).
Después de la penetración en las hojas y la absorción por las raíces,  muchos herbicidas se mueven hacia otras partes de la planta en el apoplasto y el  simplasto. 
El apoplasto es una red interconectada de tejido no vivo, que incluye  las paredes celulares y el xilema conductor del agua. Este está limitado  externamente por la cutícula e internamente por la membrana más externa de la  célula, el plasmolema. Los herbicidas que entran en la raíz (p.ej. Atrazina), se  mueven en el xilema con la corriente transpiratoria y siguen el movimiento del  agua hasta las puntas de las hojas en las monocotiledóneas, o hasta sus  márgenes, en las dicotiledóneas. Los herbicidas se acumulan donde se pierde el  agua por evaporación y esto generalmente se refleja en la cronología y  localización de los síntomas fitotóxicos. 
La pérdida de agua desde una planta está determinada por la luz, la  temperatura, la velocidad del viento y la humedad, así como por la  disponibilidad de agua en el suelo. Sin embargo, en la medida en que el agua del  suelo se hace menos disponible, otros factores pueden desplazar a aquellos más  elementales que controlan la transpiración. Bajo condiciones adversas de humedad  de suelo puede ocurrir una inversión de la corriente transpiratoria, por lo que  el agua presente en las hojas será absorbida y conducida hacia las raíces. Bajo  estas condiciones, se ha observado que Diquat, aplicado al follaje de la papa  como desecante, produce pudrición del extremo del tubérculo (Headford y Douglas  1967). 
Un herbicida absorbido por las raíces y distribuido normalmente en el  sistema del xilema, será transportado principalmente hacia las hojas abiertas,  lo cual es un patrón ideal de distribución para cualquier compuesto inhibidor de  la fotosíntesis. Por otra parte, a menos que tenga lugar alguna redistribución  posterior dentro de la planta, este patrón no es adecuado para herbicidas, cuyo  modo de acción esté asociado con los procesos de crecimiento. En tales casos, se  debe producir una redistribución del compuesto hacia los ápices de crecimiento,  proceso que involucra también al simplasto. Este último es un sistema vivo  interconectado de células vegetales, que incluye al floema, que contiene el  citoplasma metabólicamente activo, limitado en su parte externa por el  plasmolema y por la parte interna de la membrana vacuolar, el tonoplasto. Este  contiene orgánulos, como los cloroplastos y las mitocondrias. Los puntos de  acción de todos los herbicidas están localizados en el simplasto.  
Los azúcares producidos por la fotosíntesis en los tejidos verdes de  las plantas (fuentes) son conducidos en el simplasto hacia las regiones, donde  tiene lugar el crecimiento y el almacenamiento. En la mayoría de las  circunstancias los herbicidas se mueven fuera de la hoja tratada solo a través  del floema y los herbicidas o componentes de formulación que interfieran con el  transporte en el floema limitan la translocación del herbicida. Usualmente el  lento desarrollo de los síntomas fitotóxicos, como se observa por ejemplo con  glifosato, está asociado a una translocación más efectiva del herbicida. La  fuerza de la actividad de fuentes individuales cambia durante el año en  respuesta a la senescencia de las hojas y a cambios en el desarrollo de la  planta, como la floración, la formación de semillas y el desarrollo de órganos  de almacenamiento. Las hojas muy jóvenes se comportan como depósitos, por lo que  resultan ser pobres objetivos para la aplicación de herbicidas sistémicos. Las  hojas que completan su desarrollo sobre plantas jóvenes tienden a exportar  azúcares (y herbicidas) principalmente hacia el ápice del tallo. En la medida  que la planta crece, el patrón de exportación se dirige más hacia las raíces y  los órganos subterráneos. Es en  esta etapa que la aplicación del herbicida generalmente produce buen control  sobre especies perennes, como Imperata Cylindrica (L.) Raeuschel.  
Además del estadio de desarrollo de la planta, los factores del  ambiente también afectan el flujo de azúcares en el floema. Factores adversos  que disminuyen la velocidad de crecimiento de la planta, como las bajas  temperaturas y la sequía, reducen el potencial de eliminación o depósito, por lo  que menos herbicida tiende a ser traslocado. Otros factores, como la baja  intensidad de luminosidad, limitan la producción de azúcares en las hojas y  reduciendo la actividad de generación, con lo que pueden perjudicar la acción de  herbicidas sistémicos. Por estas razones, normalmente se recomienda que los  herbicidas sistémicos se deben aplicar cuando las malezas están en una fase de  crecimiento activo.
El metabolismo de los herbicidas en las plantas constituye el  mecanismo más importante de selectividad de los herbicidas entre malezas y  cultivos o entre malezas susceptibles y tolerantes. Las plantas tolerantes  detoxifican al herbicida con suficiente rapidez como para evitar que cantidades  fitotóxicas del ingrediente activo se acumulen en el simplasto. El metabolismo  de los herbicidas involucra transformaciones que aumentan la solubilidad en agua  y esto regularmente es seguido por la conjugación con azúcares o aminoácidos.  Bentazon tiene un margen de selectividad de 200 veces entre el arroz y  Cyperus Serotinus Rottb.,  debido a su rápida hidroxilación, seguida de su conjugación con glucosa en el  arroz (Mine et al 1975). El  margen de selectividad de muchos herbicidas, como isoproturon en trigo, es mucho  más estrecho y la seguridad del cultivo está fuertemente influida por la  variedad, el estadio de desarrollo y las condiciones climáticas.  
La selectividad de algunos herbicidas, como los tiolcarbamatos y las  sulfonilureas, se puede aumentar en cultivos gramíneos mediante el uso de  sustancias protectoras, que promueven la degradación y conjugación del herbicida  en el cultivo, pero no en las malezas. Las sustancias protectoras se usan como  coberturas de semillas o en mezclas con el herbicida. Actualmente existen 15  combinaciones de herbicida/sustancia protectora en el mercado y en la Tabla 5 se  muestran algunos representantes para los principales cultivos.  
Tabla 5. Ejemplos de combinaciones herbicida/sustancia protectora y  sus usos, (según Komives 1992). 
| Cultivo  | Herbicida  | Sustancia Protect. | Aplicación  | 
| Maíz | EPTC | dichlormid | mezcla de tanque | 
| Trigo | fenoxaprop-etil | fenclorazole-etil | mezcla de tanque | 
| Arroz | Bensulfuron-metil | dimepiperato | mezcla de tanque | 
| Sorgo | Metolachlor | cyometrinil | cobertura de  semilla | 
En contraste con las sustancias protectoras, ciertos compuestos  sinérgicos aumentan la actividad herbicida mediante la prevención de su  metabolismo. Así, aminotriazole se inactiva en algunas malezas por condensación  con serina, cuya reacción es inhibida por el tiocianato de amonio, que se  incorpora en varias formulaciones de este herbicida. 
La inhibición del metabolismo de los herbicidas es deseable en las  malezas, pero se debe tener cuidado de no dañar los cultivos. El control de  malezas en arroz con Propanil puede causar severa fitotoxicidad en el cultivo si  se aplican insecticidas carbamicos u organofosforados inmediatamente antes o con  el herbicida. Los insecticidas inhiben la hidrólisis del Propanil por la aril  acrilamilasa, que es la principal vía de detoxificación que aporta tolerancia a  este herbicida en el arroz (Matsunaka 1968). 
El metabolismo, que confiere tolerancia a los herbicidas en los  cultivos, también se presenta en malezas. Por ejemplo, la acción débil de  Metribuzin contra Ipomea  hederácea (L.) Jacq. Es debida a una rápida desanimación. El uso repetido  de herbicidas con similar composición química puede conducir a la selección de  biotipos resistentes a los mismos, con mayor capacidad para degradarlos, como Alopecuros Myosuroides Huds. Resistente a isoproturon (Moss y  Cussans 1991). 
Se ha estimado que menos del 1% del herbicida que llega a la  superficie de la planta interactúa en el punto de acción, por lo que para muchos  herbicidas y especies, el metabolismo es la principal causa de pérdidas del  ingrediente activo.
PUNTOS DE ACCIÓN DE LOS HERBICIDAS
La mayoría de los grupos de herbicidas afectan, bien la fotosíntesis  o la división celular y el crecimiento, pero algunos herbicidas parecen afectar  más de un punto (Tabla 6). Así, bromoxynil nitrilo inhibe la fotosíntesis y  desacopla la fosforilación oxidativa. Los herbicidas de un mismo grupo químico  generalmente tienen el mismo sitio de acción, pero esto no siempre es así. Por  ejemplo, la anilida Propanil inhibe la fotosíntesis, mientras que otro miembro  de este grupo, diflufenican, inhibe la biosíntesis de carotenoides.  
Herbicidas que interfieren con la fotosíntesis. Alrededor del 35% de todos los herbicidas disponibles comercialmente  interfieren con la fotosíntesis, que es el proceso involucrado en la conversión  de energía luminosa en energía química, para así producir la liberación de  oxígeno y la transformación del CO2 en azúcares.  
Herbicidas del Fotosistema 1 (FS1) (Tablas 6 y 7). Estos son los  compuestos Bipiridílicos, Diquat y  Paraquat, que desvían el flujo de electrones en el extremo terminal del  Fotosistema 1. La acción de estos herbicidas es, por lo tanto, dependiente de la  luz para promover el flujo de electrones y del oxígeno para producir el  superóxido fitotóxico, peróxido de hidrógeno, y el altamente dañino radical  libre: hidroxilo. 
Estos radicales fitotóxicos interactúan rápidamente con los lípidos  de las membranas y con los aminoácidos de las proteínas y ácidos nucleídos  enzimáticos, produciendo rápida filtración de las membranas y destrucción del  tejido foliar, lo que da una apariencia de mojado por agua, que es seguida de  necrosis y desecación. 
Inhibidores del Fotosistema 2 (FS2) (Tablas 6 y 7). Estos bloquean el transporte de electrones mediante la interacción con un polipéptido en la membrana de los cloroplastos. La especificidad de este sitio de acción requiere del elemento estructural -CO-N<>
-N = C-N<>
Cuando la clorofila absorbe la energía luminosa para activar el flujo  de electrones desde el agua, ésta se excita hasta un denominado "estado de  singlete" (1C1). Si la energía de excitación no es utilizada porque  el flujo de electrones está detenido, puede excitar al oxígeno a un "estado de  singlete" (1O2). Esta forma altamente dañina de  oxígeno puede interactuar con los lípidos, proteínas, ácidos nucleídos y otras  moléculas celulares para causar la desorganización celular y, como consecuencia,  la muerte de la planta. Esto se refleja en la aparición de síntomas fitotóxicos,  como la clorosis y la necrosis. 
TABLA  6. Grupos de herbicidas y sus puntos de acción.                               
                                                                                                                                       Tabla  7. Grupos de herbicidas y ejemplos de estructuras. 
Inhibidores de la biosíntesis de pigmentos. La biosíntesis de la clorofila está íntimamente relacionada con el  desarrollo de una estructura tilacoidea funcional en el tejido foliar verde y  las clorofilas son esenciales para absorber la luz. Además de la absorción de la  luz, los carotenoides son agentes protectores importantes para reprimir el  dañino oxígeno singlete (¹O2) y clorofila tripleta (³Cl), producidos  por el exceso de energía de excitación, que es especialmente importante a altas  intensidades luminosas. Como regla general, los herbicidas que bloquean la  síntesis de pigmentos producen blanqueado o decoloración. 
Inhibidores de la biosíntesis de clorofila (Tablas 6 y 7). Se  considera que los difenil-etéres  interactúan con el ácido a -aminolevulínico (ALA) deshidrogenasa y otras enzimas  en la senda de la biosíntesis de la clorofila, lo que causa una acumulación  anormal de tetrapirrol. Esto produce una acumulación de precursores incapaces de  traspasar la energía luminosa absorbida a los centros de reacción del  Fotosistema. Se producen grandes cantidades de 1O2 que reaccionan con  los lípidos, proteínas y ácidos nucleídos, que causa la destrucción de las  membranas y una rápida decoloración. Estos precursores, como ALA y tetrapirrol,  se denominan fotosensitizadores. La clorofila también es un fotosensitizador,  pero esta disipa la energía de excitación a través de la vía de transporte de  electrones. 
Inhibidores de la biosíntesis de carotenoides (Tablas 6 y 7).  Norflurazon y diflufenican inhiben las "reacciones de de saturación" en la  biosíntesis de carotenoides, mientras que el amitrol bloquea otra etapa no  identificada en esta senda. En ausencia de la represión del ³Cl y el  1O2 por el caroteno, los pigmentos de clorofila se blanquean. Este  síntoma es especialmente evidente en tejidos recien desarrollados.  
Inhibición de la síntesis de lípidos (Tablas 6 y 7). Los ácidos grasos y los ácidos grasos de cadena  larga son necesarios en la formación de los componentes lípidos de las membranas  y ceras cuticulares, respectivamente. Los herbicidas ariloxifenoxipropiónicos y  las Oximas inhiben la enzima inicial en la biosíntesis de los ácidos grasos, la  acetil Coenzima A carboxilasa, mientras se estima, que los tiolcarbamatos  bloquean la formación de ácidos grasos de cadenas muy largas, posteriormente en  esta senda. La falta de producción de ácidos grasos conduce rápidamente al  desorden de las membranas, lo cual se refleja en el cese de la división celular  y la necrosis del tejido meristemático. A dosis sub-letales, se producen hojas  con poca cera cuticular, lo que puede afectar su respuesta a los plaguicidas y  patógenos. Solamente las especies gramíneas son afectadas por los herbicidas de  ésteres de ácidos ariloxifenoxi-alcanoicos y Oximas, cuyo mecanismo de  selectividad ha sido discutido por Owen (1991). 
Inhibición de la división celular (Tablas 6 y 7). Varias clases de herbicidas, como las  dinitro-anilinas y los Carbamatos, inhiben la división celular mediante su  interacción con los microtúbulos. La formación de microtúbulos del huso mitótico  es una condición para la separación de nuevos cromosomas. Las puntas de las  raíces expuestas a dinitroanilinas y Carbamatos se abultan, la mitosis se  detiene y un reducido número de microtúbulos usualmente se observan.  
Herbicidas que imitan al ácido indolacético (AIA) (Tablas 6 y 7). Casi 50 años después de la introducción de los  primeros herbicidas del "tipo auxina u hormonales", su sitio de acción permanece  desconocido. No obstante, está ampliamente aceptado que estos actúan como si  fueran auxinas persistentes que previenen las fluctuaciones normales de los  niveles de la auxina natural, ácido indolacético (ALA), que son necesarias para  un crecimiento ordenado. El exceso de ALA se degrada rápidamente en la planta,  pero los reguladores sintéticos del crecimiento, como 2, 4-D, no son afectados  por los sistemas regulatorios endógenos y, como consecuencia, se desorganiza el  crecimiento. 
El tratamiento de una planta de hoja ancha en rápido crecimiento  puede producir alteración epinástica en unos minutos y el crecimiento puede  cesar en unas horas. Después de un período de días, el ácido nucleído y las  proteínas se acumulan en el tejido basal inmaduro, como los peciolos, donde la  proliferación anormal de células da origen a tumores, callos y raíces  adventicias. Mientras tanto, los ápices normales son desprovistos de ácido  nucleído y proteínas, por lo que el crecimiento se detiene. La proliferación de  tejido vascular evita las funciones normales de translocación, las raíces dejan  de absorber agua y nutrientes y finalmente la planta muere. El incremento del  nivel de etileno puede estar relacionado con los efectos epinástica observados  en las plantas tratadas.
El fundamento de la tolerancia de las gramíneas y la susceptibilidad  de las plantas de hoja ancha no se comprende desde el punto de vista  fisiológico. 
Inhibidores de la biosíntesis de aminoácidos. Los aminoácidos son componentes esenciales de las proteínas. El  bloqueo de la síntesis de aminoácidos afecta la biosíntesis enzimática y el  metabolismo vegetal en general. Los denominados "aminoácidos esenciales"  solamente se encuentran en plantas y microorganismos, por lo que los herbicidas  que inhiben su biosíntesis tienden a ser de baja toxicidad para los mamíferos.  Sin embargo, bialafos y glufosinato, herbicidas que inhiben la síntesis de  glutamina, un aminoácido importante en los animales, son también de baja  toxicidad para mamíferos. 
Los microorganismos se han usado ampliamente para evaluar y dilucidar  el modo de acción de los herbicidas que inhiben la biosíntesis de los  aminoácidos. Las técnicas de biología molecular han permitido el clonaje y  sobreproducción de enzimas, que son puntos de acción de los herbicidas, lo que  ha facilitado realizar estudios in  vitro de la acción de estos compuestos. Durante los últimos 20 años,  nuevos grupos de herbicidas han sido descubiertos, los que interactúan con las  sendas de biosíntesis de tres tipos de aminoácidos: los aromáticos, los de  cadena ramificada y la glutamina. 
Inhibición de la biosíntesis de aminoácidos aromáticos (Tablas 6 y  7). Glifosato inhibe la vía shikimato y es el único herbicida comercializado que  afecta la biosíntesis de los aminoácidos aromáticos. Se trata de uno de los  herbicidas más móviles por el floema y es especialmente efectivo contra las  malezas perennes, al acumularse en el tejido meristemático de los tallos, raíces  y órganos de almacenamiento. Como resultado, la división celular y el  crecimiento se detienen y una semana o más después, el follaje se toma  clorótico. 
Inhibición de la síntesis de glutamato (Tablas 6 y 7). El amoniaco se  asimila dentro de los aminoácidos a través de la vía del ciclo de la glutamato-  intetasa. 
Los inhibidores de la enzima glutamina sintetasa (GS) están  estructurados de modo análogo al ácido glutámico y se cree que ellos se fijan  irreversiblemente al sitio catalítico de la enzima, lo cual produce una rápida  acumulación de niveles altos de amoniaco y un agotamiento de la glutamina y de  varios otros aminoácidos en las plantas. Estos efectos están acompañados de una  rápida declinación de la fijación fotosintética de CO2 y son seguidos por  clorosis y desecación de los tejidos de las plantas. 
Dos herbicidas comerciales inhiben la glutamina sintetasa:  glufosinato y bialafos. Este último es producido por Streptomyces hygroscopicus y es un  pro-herbicida que requiere someterse a hidrólisis en la planta hasta el  inhibidor de la GS, glufosinato. Ambos herbicidas no son selectivos.  
Se han producido cultivos transgénicos resistentes a bialafos y a  glufosinato. 
Inhibición de la síntesis de aminoácidos de cadena ramificada (Tablas  6 y 7). La acetohidroxi-sintetasa ácida es el primer paso de una senda combinada  responsable de la biosíntesis de Valina, Leucina e Isoleucina. Esta enzima se  inhibe por varios tipos diferenciados de herbicidas, dentro de las cuales están  las sulfonilureas y las imidazolinonas como las más extensamente desarrolladas y  comercializadas. 
Después de un tratamiento al follaje de plántulas de maíz con  chlorsulfuron, el crecimiento de las hojas y la síntesis de ADN se detuvieron  dos y diez horas después, respectivamente. La actividad meristemática de los  tallos y de las raíces se detuvo rápidamente, pero sobre las hojas maduras  solamente se desarrolló clorosis después de varios días. Cultivos transgénicos  resistentes a las sulfonilureas y a las imidazolinonas han sido ya  producidos.
Los tratamientos selectivos destruyen las malezas con poco o ningún  daño al cultivo. La selectividad puede ser a causa de las propiedades del  herbicida, de atributos de la planta, del momento de la aplicación del  herbicida, de la técnica de aplicación o una combinación de estos factores. Los  tratamientos no selectivos o totales persiguen destruir todas las especies  presentes y se usan antes de la siembra del cultivo, inmediatamente antes de la  cosecha o en áreas no cultivables. Sin embargo, con frecuencia se observan  respuestas diferentes de distintas especies a bajas dosis de los herbicidas.  
Selectividad herbicida/cultivo. Un herbicida "selectivo" puede ser aplicado a toda el área  cultivable para el control de las malezas, con efecto mínimo sobre el cultivo.  Esta fitotoxicidad diferenciada entre las especies de cultivo y de malezas es el  resultado de uno o más de los siguientes factores: intercepción, retención,  penetración, movilidad, metabolismo y actividad en el punto de acción del  herbicida. Ya hemos discutido el papel de cada uno de estos pasos en la  actividad herbicida y su potencial para influir sobre la selectividad. El  metabolismo del herbicida es el mecanismo de selectividad más generalizado, el  cual es dependiente de la dosis en uso. Atrazina a 2-3 kg i.a. /ha es selectiva  en maíz, pero a 9 kg i.a. /ha es un herbicida total. Un grupo de herbicidas que  son ésteres, como Imazamethabenz-metil, son inactivos a menos que sean  hidrolizados a ácidos, que son más móviles en el floema que los ésteres. En el  trigo tolerante, la des-esterificación es relativamente lenta, pero en las  susceptibles Avena spp., el  ácido fitotóxico se forma rápidamente. Este tipo de herbicida es a veces  conocido como un sustrato suicida. El mayor margen de selectividad se encuentra  en herbicidas que son incapaces de interactuar en el punto de acción del  cultivo. Los ésteres ariloxi-fenoxialcanoicos, como fluazifop-butil, inhiben la  acetil co-enzima A en gramíneas, pero en plantas de hoja ancha la topografía del  nicho objeto evita la acción y no se produce efecto herbicida.  
Los mecanismos de selectividad de los herbicidas arriba descritos  para cultivos, también se detectan en especies de malezas que no mueren con el  tratamiento. El desarrollo de biotipos resistentes a herbicidas de especies de  malezas se puede reducir mediante la rotación del uso de herbicidas con  diferente composición química y modo de acción. La rotación de cultivos, que  permita la introducción de otros herbicidas y otras prácticas culturales, como  el cultivo mecánico, puede contribuir a retrasar o evitar el surgimiento de  poblaciones de malezas resistentes a herbicidas. 
Tanto las técnicas convencionales de mejoramiento genético vegetal  como las de biología molecular se han usado para aportar resistencia a las  plantas cultivables, para así explotar el incremento del metabolismo, la  modificación de los nichos- objeto de acción y la sobre-abundancia de la enzima  objeto. Esto permite que herbicidas no selectivos, como glifosato y glufosinato,  sean usados en cultivos como soya y papa, para así aumentar el grupo de cultivos  en los cuales se pueden usar herbicidas como las sulfonilureas y las  imidazolinonas. Este desarrollo aumenta las opciones de uso de herbicidas,  seguros para el operador y benignos en el ambiente, así como disponibles para su  inclusión en programas de manejo integrado de malezas. 
Momento de aplicación
Tratamientos no selectivos, como glifosato, son ampliamente usados  para destruir malezas y plantas de cultivo indeseables, antes de las labranzas y  la plantación en los sistemas de labranza mínima. Glifosato también se puede  usar en cereales como tratamiento inmediatamente anterior a la cosecha para el  control de malezas perennes. Herbicidas de contacto, como Paraquat, se pueden  usar después de la plantación, por ejemplo en papa, con hasta un 10% de  emergencia de la planta cultivable. 
Los herbicidas no selectivos también se pueden aplicar cuando los  cultivos perennes están latentes, como glifosato en espárrago.  
Para muchos cultivos la selectividad es dependiente del estadio de  desarrollo. 2, 4-D daña al trigo si se aplica antes del estadio de desarrollo de  cuatro hojas o después de la formación de nudos. En este caso la fitotoxicidad  herbicida está asociada a una rápida actividad meristemática.  
Aplicación dirigida
El contacto de la aspersión con el cultivo se puede evitar, bien  dirigiendo la aspersión sobre el objeto de interés a controlar o mediante el uso  de pantallas. De esta forma, se pueden usar herbicidas que normalmente son  fitotóxicos a los cultivos. Esta técnica se usa extensamente en árboles,  arbustos frutales y viñedos. Sin embargo, con tratamientos post-emergentes, como  glifosato, se debe tener gran cuidado de evitar la deriva de la aspersión.  
Protección en profundidad
La profundidad de ubicación de las raíces, especialmente de cultivos  perennes, contribuye a la selectividad. Ciertos herbicidas, como Simazina,  permanecen en la capa superficial del suelo y pueden ser usados en cultivos  susceptibles de raíces ubicadas profundamente, como los árboles frutales. El  mismo principio se aplica a otras situaciones. Los cultivos anuales se pueden  sembrar debajo de la capa de suelo alcanzada por el herbicida, con lo que se  evita su absorción por las raíces, como en el trigo tratado en pre-emergencia  con tri-allate. 
  
    
 
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